OULEGO ABOGADOS Y CONSULTORES
RÚA PINTOR URBANO LUGRIS 2.4º B
15.702 SANTIAGO DE COMPOSTELA
T/F: (+34) 981 520 540

viernes, 28 de noviembre de 2014

NUEVO PARADIGMA DEL EMPRENDIMIENTO. EL CASO PARTICULAR DE SANTIAGO DE COMPOSTELA


Hace diez años que me dedico a asesorar como abogado a empresas en asuntos fiscales, mercantiles y administrativos. Desde el año 2009 he visto crecer entre mis clientes a jóvenes empresarios y emprendedores en un país que, seamos francos, no se lo pone nada fácil.

Emprender en España y en Santiago de Compostela en particular, más que una carrera de fondo plagada de obstáculos, como algunas personas lo definen, es más bien, una inconsciencia o, si se quiere, una heroicidad (término que per se siempre implica cierto grado de inconsciencia). Si alguien fuera realmente consciente de qué significa la palabra emprendimiento en España probablemente se tirase del barco antes de zarpar.

Por este motivo  cada uno de nuestros emprendedores, desde aquel que abre un bar de tapas hasta el que crea la más novedosa de las start ups, es un héroe. Y como tal debería ser considerado, tratado y apoyado.  No debemos perder de vista que en 2014 el 99,88 % de la empresas existentes en España son Pymes (entre 0 y 249 trabajadores), fundadas en su día por uno o varios emprendedores. 

Por tanto, son los emprendedores, quienes con su particular “locura” crearán los puestos de trabajo del futuro tan necesarios hoy en día. Ninguna política, del signo que sea, creará riqueza, ni empleo. Simplemente pondrá más o menos obstáculos en el camino de nuestros héroes.  

Partiendo de esta premisa no pensemos que está todo perdido. He dicho que emprender es una “locura” no un suicidio que nos conduzca a una muerte segura (metafóricamente hablando).  A partir de esta idea inicial hablaré en todo momento como asesor jurídico empresarial y emprendedor. De esta forma mezclaré el análisis de las normas que afectan a los emprendedores con mi propia experiencia personal.

Así que nada de lo que diga  puede ser tomado como una verdad absoluta aplicable al mundo del emprendimiento.  No es mi intención, ni tengo la formación necesaria para ello. Ni mucho menos soy un “gurú” de los que proliferan en distintos foros que aseguran tener la llave mágica para abrir todas las puertas que el emprendedor encontrará cerradas.

Esa es una cosa que todo emprendedor debe saber desde un primer momento. En su camino encontrará distintas personas que yo califico como “vende humos”, que tratarán de aprovecharse de su ilusión y de su predisposición al  pago (un emprendedor nunca deja de pagar una factura porque valora el trabajo ajeno tanto como el  suyo propio) para hacerle ver que hay fórmulas mágicas hacia el éxito. Estos vendedores de fantasía han encontrado su particular “pelotazo” como otrora lo hicieran decenas de nuevos constructores, sin oficio pero con mucho beneficio, en el ladrillo.

Es importante para el emprendedor saber identificar a este tipo de personas y deshacerse de ellas rápidamente.

Estas personas son, afortunadamente, las menos. Por el contrario, nos encontraremos con excelentes profesionales que harán que nuestro proyecto crezca, que nos llenarán de optimismo y nos darán la formación que todo emprendedor necesita en diversos ámbitos: desde el financiero hasta el comercial pasando por el estratégico.

El emprendedor no puede nunca dejar de lado la formación continua ya que se encuentra en un proceso constante y crecimiento personal y profesional. Tal es así que las grandes compañías reinvierten parte de sus beneficios en la formación de sus empleados y directivos. 

En Santiago de Compostela tenemos la suerte de contar con excelentes profesionales que nos dotarán de estas habilidades para hacer que nuestro proyecto empresarial llegue a buen puerto.  
Además de lo anterior en Santiago contamos con varias administraciones públicas volcadas con los emprendedores, conscientes de su importancia como agentes sociales y económicos de nuestra ciudad.

Desde el Concello de Santiago (a través de Cersia Empresa o Santiago Urbana Norte) hasta el Instituto Galego de Promoción Económica (IGAPE), pasando por la Cámara de Comercio, el emprendedor cuenta con numerosos cursos de formación especializados que le resultarán de gran utilidad: cómo realizar un plan de empresa o un análisis DAFO, cursos de marketing, digital, posicionamiento SEO, entre otros muchos.

Últimamente me ha llamado gratamente la atención el servicio ofrecido por el Concello denominado “laboratorio de prototipado empresarial” que permite a los emprendedores realizar un simulacro de cómo funcionaría su idea en el mercado, lo que evita arriesgar el dinero en una idea que podría no tener futuro a la vez que nos muestra el camino por donde tenemos que andar una vez que hayamos decidido llevar nuestro proyecto del ordenador o la tableta al mundo real.

Asimismo estas administraciones nos brindan diversas ayudas. Existen ayudas a determinados colectivos, como es el caso de mujeres empresarias. O ayudas económicas de diversos tipos. Por ejemplo, el Concello destina ayudas hasta 35.000 € para la creación de nuevas empresas. 
Incluso la propia cámara ofrece un servicio de mediación para resolver conflictos sin tener que llegar al Juzgado.

Es decir, nos ayudarán en todas las fases que atraviese nuestra empresa. Desde el momento de llevar a la práctica nuestra idea, hasta consolidarnos en un mercado determinado y crecer dentro del mismo. Igualmente nos ayudarán a ser más competitivos en nuestro sector y, si así lo queremos, a llevar a nuestra empresa más allá de nuestras fronteras, a través de un proceso de internacionalización.

De igual manera si no contamos con una sala de reuniones para recibir  a nuestros clientes o un aula donde dar una charla podemos alquilar una a la Administración o a alguno de los diversos espacios de coworking que nuestra ciudad alberga.



No me extiendo más en este aspecto puesto que toda la información se encuentra en cualquiera de las páginas de los distintos organismos.

Por tanto, vemos que la Administración hace un esfuerzo, quizás insuficiente, pero ahí está y loable, en todo caso, para apoyar el emprendimiento consciente de su importancia en el desarrollo de un país.

Y digo quizás insuficiente porque en la práctica nos encontraremos con multitud de trámites burocráticos y con un deambular, innecesario en nuestros días, de oficina en oficina que nos hará sentir como el protagonista de las 12 pruebas de Astérix a punto de enloquecer al enfrentarse a trámites burocráticos sin fin.

Se echa en falta una cultura emprendedora, lo que se refleja en estos trámites interminables y en otro de los grandes obstáculos que todo emprendedor encuentra en su camino: el pago de cuotas a la Seguridad Social a través del régimen de autónomos.

Algunos de nuestros vecinos europeos, como es el caso inglés además de facilitar el hacerse autónomo en cinco sencillos pasos online, gozan de un sistema de seguridad social para los autónomos que tiene en cuenta la facturación, de forma que un emprendedor que inicie su actividad y gane menos de 7.775 (9.802,07 €) al año abonará una cuota fija de seguridad social (National Insurance contribution) de 2,7 libras (3,4 €) a la semana.

Hasta la última modificación introducida en 2013, un autónomo que iniciaba su actividad pagaba un mínimo de unos 250 € salvo que se tratara de una cuota bonificada por la edad en cuyo caso se abonaba la suma de 180 € en concepto de cotización a la Seguridad Social.

En febrero del año 2013 se introdujo una “tarifa plana” de 50 € a los autónomos que iniciaban su actividad, siempre y cuando fueran menores de 30 años. Posteriormente el 28 de septiembre del mismo año  (tras la aprobación de la Ley de emprendedores) esta cuota se amplió a todo autónomo que iniciase su actividad, siempre y cuando cumpliese con unos determinados requisitos: no haber estado dado de alta como autónomo en los cinco años anteriores o no tener empleados.

Posteriormente la Tesorería General de la Seguridad agregó por medio de interpretaciones tres requisitos de facto: no ser administrador de una sociedad mercantil, no haber recibido anteriormente una bonificación de la Seguridad Social como autónomo (aunque hubiesen transcurrido más de cinco años) y no ser autónomo colaborador (régimen especial de la Seguridad Social que se aplica a los familiares de los autónomos).    

De tal forma, en la actualidad la “tarifa plana” queda fijada de la siguiente manera: durante los primeros 6 meses se abona la suma de 53,07 €, entre el mes 7 y el 12 se abona la suma de un 80 % de reducción con respecto a la cuota ordinaria, 131,36 € (un 50 % de reducción con respecto a la cuota ordinaria) y entre el mes 13 y el 18 183,55 € (un 30 % de reducción con respecto a la cuota ordinaria).

Con este nuevo sistema se alivia un poco el coste económico de inicio de actividad, ya que para un emprendedor, generalmente, el pagar a la Seguridad Social suponía un lastre muy importante a la hora de poder desarrollar su proyecto empresarial. Aun así lo considero insuficiente.

Lo deseable sería un sistema similar al inglés donde el autónomo abone a la Seguridad Social una cuota directamente proporcional a su facturación y, si se quiere, goce de una reducción de cuotas en los primeros años de actividad.

En este aspecto y, en otros muchos, se observa la importancia de que los emprendedores y empresarios aúnen esfuerzos y los canalicen a través de movimientos asociativos. La denominada “tarifa plana” de autónomos no es sino fruto de la presión que han realizado los empresarios en los últimos tiempos al Gobierno para que fuera consciente de que estaba poniendo la soga en el cuello del San Bernardo que viene al rescate en mitad de una ventisca de nieve.

Nuestros gobernantes parecieron despertar y, conscientes de la importancia económica y social del emergente movimiento emprendedor, aprobaron en 2013 la conocida como Ley de emprendedores, la cual además de la aprobación de la “tarifa plana” de autónomos establecía otra serie de medidas favorables a nuestros jóvenes empresarios tales como el IVA de caja que permite a los empresarios que se acojan a este régimen no adelantar el IVA hasta que no haya sido efectivamente cobrado.

Igualmente esta Ley creó la figura del emprendedor de responsabilidad limitada, el cual no debía responder con sus bienes propios (en este caso su vivienda) de sus deudas hasta un límite de 300.000 €, se reguló el visado de emprendedores para aquellos extranjeros que quisieran emprender en España, se instauró la figura de Sociedad Limitada de formación sucesiva, en la que no hay que aportar un capital mínimo, al contrario de lo que ocurre con una S .L. ordinaria, y se establecieron diversos incentivos fiscales.

Sin dejar de ser una buena noticia que se regule una actividad tan importante en nuestro país como el emprendimiento y se aprueben medidas de fomento  de la misma, después de un año los frutos no han sido los esperados. Por ejemplo, la contratación no ha crecido todo lo esperado, pese a que la Ley contenía medidas para abaratar la misma. En mi opinión estas medidas han sido insuficientes y en la actualidad la contratación en España sigue siendo demasiado costosa para un empresario en comparación a otros países.



Pero debemos quedarnos con algo muy positivo: nuestros jóvenes empresarios además de ser los más y mejor formados de la historia cuentan con el panorama más alentador que nunca ha tenido este país para abrir una empresa: una ley que por primera vez los tiene en cuenta y unas ayudas por parte de la Administración desconocidas hasta ahora.

Este nuevo escenario, plagado de normativa cambiante y diversas ayudas, hace imprescindible dos cosas:  por un lado, que el emprendedor cuente con un buen asesoramiento a todos los niveles y, por el otro,  que coopere con otros emprendedores durante toda la vida de su empresa.

Con respecto a la primera de las cuestiones, todo emprendedor que se precie y pretenda convertirse en un empresario consolidado debe contar con un asesoramiento especializado. Pero debe estar alerta ya que, al igual que en materia formativa surgieron los “vende humos”, a nivel de asesoramiento nos encontraremos con una amalgama de empresas que se ofrecen como asesoras de empresarios y emprendedores pero carecen de la formación y experiencia necesarias para ello. Conscientes de este hándicap estas empresas tratarán de atraer al emprendedor con precios bajos y numerosos servicios, lo cual es incompatible.

El emprendedor debe contar con un socio estratégico que le asesore financiera, tributaria  y jurídicamente en un mundo de normas cambiantes y que le evite quebraderos de cabeza innecesarios, permitiéndole centrarse en la actividad empresarial. El emprendedor que no sea capaz de ver esto o que escatime recursos en tal esencial labor está abocado al fracaso. Piénsese, por ejemplo,  en que una sanción en materia de protección de datos puede ascender a varias decenas de miles de euros lo que conlleva el cierre seguro de cualquier empresa que esté en los primeros años de actividad.

El segundo de los aspectos al que hacía referencia es el del asociacionismo, entendido en el sentido no estrictamente de pertenencia a una asociación, sino en el amplio de cooperativismo.
Hay un dicho que reza “si quieres ir rápido ve solo, si quieres ir lejos ve acompañado”. Hoy en día estas palabras son más aplicables que nunca. Vivimos un cambio de paradigma. Hace unos años la actividad empresarial se entendía como mera competencia entre empresas con el único objetivo de llegar a un crecimiento exponencial sin límite.

Hoy en día ese escenario se ha visto superado. Lo que se busca ahora es el crecimiento sostenible de nuestras empresas y no solo desde el punto de vista económico sino también social y mediombiental.
De ahí el surgimiento de nuevos conceptos antes impensables como la Responsabilidad Social Corporativa, entendida como la contribución de las empresas al mejoramiento social, económico y ambiental. Este concepto hace que una empresa sea más competitiva (según la nueva connotación que ha alcanzado este término) y otorga un valor añadido a la misma.

Los orígenes de la RSC se remontan al S XIX y están estrechamente ligados a los conceptos de cooperación y asociacionismo. En este siglo algunos empresarios industriales en Europa y EE.UU. comenzaron a preocuparse por el bienestar de sus empleados. Asimismo surgieron grupos que consideraban poco ético que algunas empresas obtuvieran beneficios con industrias dañinas como el alcohol o tabaco.   

Actualmente términos como economía social o empresa socialmente responsable no nos son ajenos. Es patente el auge que están experimentando las cooperativas  o las empresas de trabajo asociado como modelos de empresas socialmente responsables y con un crecimiento sostenible.

Hasta tal punto es así que en España se aprobó en hace tres años  la Ley 5/2011 de 29 de marzo de economía social, norma sin precedentes en nuestro ordenamiento.  El artículo 2 de la citada norma establece el concepto de economía social y la define como “el conjunto de actividades económicas y empresariales, que en el ámbito privado llevan a cabo aquellas entidades que, de conformidad con los principios recogidos en el artículo 4 persiguen bien el interés colectivo de sus integrantes, bien el interés económico o social o ambos.”.

Los referidos principios (Art. 4) son los siguientes: A) Primacía de las personas y del fin sobre el capital, que se concreta en gestión autónoma y transparente, democrática y participativa, que lleva a primar la toma de decisiones más en función de las personas y sus aportaciones de trabajo y servicios que en relación a sus aportaciones al capital.  B) Aplicación de los resultados de la actividad económica en función del trabajo aportado por los socios o, en su caso, al fin social objeto de actividad C) Promoción de la solidaridad interna y con la sociedad que favorezca el compromiso con el desarrollo local, la igualdad de oportunidades, entre hombres y mujeres, la cohesión social, la inserción de personas en riesgo de exclusión social, la generación de empleo estable y de calidad, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la sostenibilidad y la sostenibilidad y D) La independencia respecto de los poderes públicos]

Frente al aislamiento que imperaba hace años a todos los niveles hoy se tiene más conciencia que nunca de un entorno que hay que proteger a todos los niveles. Y así se desprende de la lectura del IV Plan Director de la Cooperación Española 2013-2016 aprobado en el contexto de los Objetivos de la Declaración del Milenio firmada por los miembros de UN y que tiene como objetivos, entre otros,  reducir los niveles de extrema pobreza, fomentar la educación, la salud, los derechos de las mujeres o la protección del medio ambiente.

Y lo mismo ocurre a nivel empresarial. Además de intentar alcanzar los objeticos que busca la RSC, las empresas son conscientes (y por tanto todo emprendedor que aspire a ser empresario tiene que serlo) de que el paradigma de la competitividad y rivalidad extrema, que busca el crecimiento infinito, es un sistema insostenible abocado al fracaso. Por ello cada vez son más las empresas que cooperan bien con empresas de su mismo sector o bien con empresas de un sector diferente.

Pensemos, por ejemplo, en que la cooperación puede llevar a que una empresa pueda internacionalizarse de forma menos costosa y reduciendo la incertidumbre si coopera con una empresa de otro  país que le ayude a introducirse en el nuevo mercado.

Por ejemplo, el acuerdo de cooperación entre el constructor de automóviles de EE.UU AMC y Renault proporcionó a la empresa norteamericana una gran inyección de capital y de experiencia en los coches de tracción delantera y abrió una puerta a la marca gala al difícil mercado estadounidense.

Pero el cooperativismo ayuda también a lo contrario. El establecimiento de alianzas entre pequeñas empresas puede ayudarles a resistir mejor la estrategia de una multinacional que pretenda arrebatarles una cuota de mercado interna. Por ejemplo especializándose cada una de las empresas que forman la alianza en un área concreta del producto o servicio final, de forma que el cliente obtenga una mayor calidad que la que obtendría acudiendo a la multinacional. Sería imposible afrontar esta misión por una empresa en solitario.

Lo mismo ocurre a nivel local, donde la cooperación se ha visto favorecida por el surgimiento de asociaciones empresariales. Pongamos el ejemplo de Santiago de Compostela que es la ciudad a la que va destinada esta publicación.  Además es un fenómeno que conozco bien puesto que actualmente formo parte de la dirección de una asociación de empresarios de Santiago y Comarca, a cuyos asociados asesoro también jurídicamente en los aspectos relacionados con sus actividades empresariales.



Por medio de las distintas asociaciones de nuestra ciudad, los emprendedores y empresarios pueden compartir conocimientos (por ejemplo conocer un proveedor más eficiente y barato que el actual), hacer negocios entre ellos (recientemente una empresa de nuestra asociación llevó a cabo toda la instalación eléctrica de otra de nuestras socias), pueden abrir nuevos negocios (imaginemos un fisioterapeuta que colabora con un psicólogo deportivo y juntos pueden ofrecer un servicio integral a deportistas). Además de lo anterior el pertenecer a una asociación proporciona cursos continuos de formación, convenios con terceros o bancos (con descuentos para los socios) y otras ventajas como el asesoramiento especializado.  

Incluso las asociaciones pueden presionar para la creación de una Ley e influir en la misma. Piénsese que algunas asociaciones empresariales fueron consultadas a la hora de redactar la Ley de emprendedores.

El poder del asociacionismo empresarial es enorme. Por ello todo empresario o emprendedor que quiera llegar lejos y crecer de forma sostenible tiene que ir acompañado de otras empresas a las que debe ver como una vía de crecimiento empresarial y no como una competencia feroz.

Finalmente, me dirijo a todas esas personas que están leyendo este artículo y que tienen una idea en mente. Han detectado una necesidad y creen que con su idea pueden satisfacerla.

Les diré que ahora es el momento de llevar su proyecto a cabo. Nunca antes en este país las administraciones habían tenido tanta consideración hacia los emprendedores. Nunca semejante número de recursos de todo tipo  habían estado al alcance de todos. Jamás la publicidad y el contacto con los consumidores había sido tan directo como con los las redes sociales. Y por desgracia nunca el acceso a un puesto de trabajo por cuenta ajena había sido tan difícil.

Por eso les digo que cojan su idea y la conviertan en una navaja suiza llena de herramientas que les permita superar cualquier obstáculo, incluso el fracaso, del que nadie habla en este país pero que es quizás la experiencia de las que más se aprende. Y si algo tiene el emprendimiento es aprendizaje y crecimiento personal y económico.

No voy a mentir.  A veces fracasarán, pero cada vez lo harán  menos y mejor. Hasta que un día su “locura”, aquello que todos les dijeron en el pasado que no hicieran, el sueño al que dedicaron años enteros de su vida se verá hecho realidad.
Solo me queda desearles mucha suerte y espero que los proyectos que se lleven a cabo crezcan de forma sostenible y ayuden a crecer a nuestra amada Compostela.


3 comentarios:

  1. Muchas gracias por su artículo.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias a usted por leernos.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Buen día ! Aquí hay un aviso rápido para todos nuestros estimados clientes que solicitan un préstamo, actualmente estamos en un esquema de préstamo con una tasa de interés de préstamo asequible.
    Contacto:

    creditcentercorp.usa@gmail.com
    creditcentercorp.usa@plutotrustcorp.com
    whatsapp: +1 (847) 453 9904

    ResponderEliminar

Recent Posts

Empresa destacada en:
guiaempresas.info